LAS LITERARIAS

RESEÑA

Francisco Gregorio Billini: Un presidente como pocos han sido

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Nairobi Núñez
Santo Domingo, RD

Francisco Gregorio fue hijo de María de Regla Aristy Guerrero e Hipólito Billini Hernández. Goyito, como le llamaban sus amigos y familiares, realizó sus estudios primarios y secundarios en el colegio del Padre Boneau de su ciudad natal, Santo Domingo, donde aprendió a escribir en latín y en italiano.

Desde muy joven se inició en las actividades políticas, abandonando los estudios. Su convicción de que el país debía preservar su independencia, lo motivó a incorporarse a los grupos de patriotas dominicanos durante la Guerra de la Restauración de 1863-1865 y a tener una participación destada en la misma. En 1864 tomó las armas en la batalla de La Canela (Neiba) bajo las órdenes del general José María Cabral y luego fue hecho prisionero por las tropas españolas en el combate de Pizarrete, cerca del río Nizao. Guardó prisión hasta que fue canjeado en Puerto Plata al concluir la Guerra de la Restauración en 1865. Dentro de las tropas dominicanas en armas alcanzó el rango de general, el cual ostentó hasta su muerte.

Posteriormente, su repudio a la política antipopular del Gobierno de los Seis Años de Buenaventura Báez le obligó tomar el camino del exilio en 1868.

Billini se desempeñó como funcionario público llegando a ser diputado por Azua (1874), ministro de Guerra y Marina en 1880 y presidente del Senado y del Congreso para el 1882.

En las elecciones presidenciales de 1884 venció al general Segundo Imbert, y prestó juramento el primero de septiembre del mismo año. Pero renunció a dicho puesto el 16 de mayo de 1885, siendo sustituido por el vicepresidente Alejandro Woss y Gil. En la ceremonia de entrega del mando ante el Congreso Nacional sus últimas palabras fueron: “Creo que doy un buen ejemplo dando mis dimisiones espontáneamente y desapareciendo entre las sombras de mi casa, sin mezquinas aspiraciones para el futuro”. “Podré parecer ante todos bajando; pero yo siento que estoy de pie sobre la cumbre”.

Aportes

Este reconocido escritor fundó el periódico “El Eco de la Opinión” en marzo de 1879, semanario que circuló por más de veinte años y se convirtió en el paradigma de un periodismo reflexivo, con un toque de reseñas noticiosas.

De igual forma colaboró con otras publicaciones periódicas: “El Nacional”, “El Cable”, “Letras y Ciencias” y “Revista Científica, Literaria y de Conocimientos Útiles”.

Uno de sus aportes más destacado en cuanto a la literatura nacional dominicana es la novela “Baní o Engracia y Antoñita”, en la que enjuició la conducta político- social y las costumbres de los banilejos. También fue autor de otra novela: “Los enamorados de Carmita”, que publicó por entregas en el ya mencionado “Eco de la Opinión”; y de las obras teatrales “Una flor del Ozama” y “Amor y expiación”, esta última publicada en Imprenta El Pueblo en 1882.

Opiniones de autores A juicio del presidente de la Asociación Alianza Banileja, José Miguel Germán, el expresidente de la República se tuvo que dirigir adonde un prestamista para conseguir algo de dinero, esto luego de renunciar a la primera magistratura de la nación, cosa que le pareció bien extraña a la persona, ya que, esta suponía que luego de dejar un cargo público, el exfuncionario debe salir del cargo con recursos monetarios.

“En una ocasión Goyito se dirigió adonde un amigo que era prestamista en Baní, y le pidió prestados RD$20, propuesta a la cual este se sorprendió al tratarse de un ex presidente de la República”, explicó Germán.

En palabras de Andrés Blanco Díaz, quien recopiló cuatro tomos de escritos de Billini bajo el título común de “Más que un eco de la opinión”, este ha sido el mejor presidente que ha tenido Republica Dominicana, después le sigue Ulises Francisco Espaillat; y posteriormente Ramón Cáceres.

Blanco Díaz, quien actualmente está trabajando con la correspondencia del Billini, o sea las cartas guardadas por el escritor en sus archivos, y que, como documentos de primera mano, revelan y aclaran muchas cosas, o permiten plantear otras hipótesis sobre ciertos hechos. Por ejemplo, señala que, contrario a quienes afirman que Francisco Gregorio Billini ganó la presidencia sin apenas hacer campaña y gracias a un gran fraude electoral, la lectura de las cartas desmienten las afirmaciones vertidas en tal sentido. Blanco Díaz afirma que “Él, o sea Gollito, para llegar a la presidencia, se endeudó e hipotecó todo lo que pudo. En un momento llegó a confesar en alguna carta que ya no sabía de dónde agarrarse para hacer frente a las actividades propias de una campaña electoral y a las solicitudes de efectivo de los diferentes comités electorales de su candidatura”.

Este también refiere que en el periodo de gobierno de Billini “la pedidera formaba parte de la cotidianidad, los reclamos y exigencias de alguna asignación o nombramiento en un puesto por parte los que se sentían con derecho adquirido, por haber trabajado en la campaña electoral; o sea eran parte del diario vivir palaciego. Y los ejemplos están reflejados por doquier en las cartas”.

Y sostiene que una cosa que para él es importante: “Hay cartas que dejan muy mal parados a ciertos dirigentes y caudillos del Partido Azul. Y aflora la posición de algunos señalando que no estaban dispuestos a aceptar bajo ningún concepto ser gobernados por un presidente sureño (y Billini era del Sur) e, incluso, le harían la vida imposible hasta llevarlo a no juramentarse, o, ya juramentado, saltar del cargo, por una revolución que condujera a un golpe de Estado o forzándolo a presentar su renuncia. La conspiración de Lilís, quien quería tener a su incondicional Alejandro Woss y Gil en el mando, se puede rastrear en la correspondencia llegada desde diferentes partes del país”, agregó.

Sobre la obra “Baní o Engracia y Antoñita”

“La edición de 1892 la novela de Billini fue hecha un poco a la carrera, debido a la apremiante necesidad de conseguir recursos para reparar los daños causados por el paso de un fenómeno tropical en el Colegio de San Luis Gonzaga. Gollito se había hecho cargo de este centro docente desde la muerte de su tío, el presbítero Francisco Xavier Bilini en 1890. Esa circunstancia justifica, en parte, los tantos problemas que se notan en el texto, y que el propio autor dejara una versión revisada y manuscrita antres de morir”, narró Blanco Díaz.

SEPA MÁS

Muerte de Billini

Murió en su ciudad natal el 28 de noviembre de 1898 y al cumplirse el centenario de este hecho sus restos fueron trasladados al Panteón Nacional de Santo Domingo.

Baruch Spinoza
Spinoza.jpg
Retrato de Baruch de Spinoza, cerca de 1665
Información personal
Nombre de nacimientoBenedict de Spinoza
Nombre en hebreoברוך שפינוזה Ver y modificar los datos en Wikidata
Nombre en latínBenedictus de Spinoza Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento24 de noviembre de 1632
Statenvlag.svg Ámsterdam, Provincias Unidas de los Países Bajos
Fallecimiento21 de febrero de 1677
Statenvlag.svg La Haya, Provincias Unidas de los Países Bajos
Causa de muerteTuberculosis Ver y modificar los datos en Wikidata
NacionalidadNeerlandesa
Lengua maternaNeerlandés, español, hebreo
EtniaSefardí
ReligiónPanteísmo
Información profesional
OcupaciónFilosofía
MovimientosRacionalismo Ver y modificar los datos en Wikidata
Baruch Spinoza —también conocido como Baruch de Espinoza o BenedictBenito o Benedicto (de) Spinoza o Espinosa, según las distintas traducciones de su nombre, basadas en distintas hipótesis sobre su origen— (Ámsterdam24 de noviembre de 1632-La Haya21 de febrero de 1677) fue un filósofo neerlandés de origen sefardí portugués, heredero crítico del cartesianismo, considerado uno de los tres grandes racionalistas de la filosofía del siglo XVII, junto con el francés René Descartes y el alemánGottfried Leibniz. Hostigado por su crítica racionalista de la ortodoxia religiosa, su obra cayó en el olvido hasta que fue reivindicada por grandes filósofos alemanes de principios del siglo XIX. Según Renan, «SchleiermacherGoetheHegelSchelling proclaman todos a una voz que Spinoza es el padre del pensamiento moderno».1[editar datos en Wikidata ]
Nació en Ámsterdam (Países Bajos) en 1632, procedente de una familia de judíos sefardíes emigrantes de la península Ibérica, que huía de la persecución en Portugal. Su familia procedía de España, de donde huyó durante el siglo XV a Portugal.2
Se educó en la comunidad judía de Ámsterdam, donde se conservaba una considerable tolerancia religiosa, pese a la influencia de los clérigos calvinistas. Contrajo la tuberculosis, que poco a poco minaría su salud hasta ocasionarle la muerte.
A pesar de haber recibido una educación ligada a la ortodoxia judía, por ejemplo, con la asistencia a las lecciones de Saúl Levi Morteira, el joven Spinoza mostró una actitud bastante crítica frente a estas enseñanzas y amplió sus estudios por su cuenta en matemáticas y filosofía cartesiana, dirigido por Franciscus van den Enden. Leyó también a Thomas Hobbes, Lucrecio y Giordano Bruno; estas lecturas lo fueron alejando de la ortodoxia judaica. A esto se le pueden sumar las influencias del grupo de los collegianten o ‘colegiantes’ (cristianos liberales protestantes neerlandeses), así como de heterodoxias judías hispano-portuguesas, estas últimas encarnadas principalmente en las figuras de Juan de Prado y Uriel da Costa.
Muerto su padre en 1654, Spinoza no tuvo ya que mantener oculto su descreimiento por respeto a la figura paterna. El 27 de julio de 1656, fue censurado/expulsado de la comunidad judía y desterrado de la ciudad, a la sazón dividida en dos grupos:
  • askenazíes: judíos procedentes de Europa central que, al sufrir fuertes persecuciones durante la Edad Media, emigraron en masa hacia el este europeo, pero también a los Países Bajos e Inglaterra.
  • sefardíes: judíos expulsados de la península Ibérica y grupo al cual Spinoza pertenecía. Era un grupo parcialmente influido por la tradición humanista.
Los askenazíes constituían un grupo cerrado. En algún momento histórico parece que sus normas fueran más ortodoxas y rígidas que las de los sefardíes. Era el grupo mayoritario en Ámsterdam.

La estatua del filósofo vecina a su casa.
Tras la expulsión, se retiró a un suburbio en las afueras de la ciudad y publicó su Apología para justificarse de su abdicación de la sinagoga, obra perdida que algunos autores consideran un precedente de su Tractatus theologico-politicus. Acentuó su trato con los grupos cristianos menonitas y colegiantes, de carácter cristiano bastante liberal y tolerante. Para sobrevivir, se dedicó a pulir lentes para instrumentos ópticos, entre ellos para su amigo el científico Christiaan Huygens. Aparte de ganarse la vida con este oficio, recibía, según alguno de sus biógrafos, una pensión que le consiguió su amigo el munícipe Jan de Witt.
En 1660 se trasladó a Rijnsburg, pueblo cercano a Leyden, donde redactó su exposición de la filosofía cartesiana, Principia philosophiae cartesianae, y los Cogitata metaphysica, que se editaron conjuntamente en el verano boreal de 1663 (edic. latina; en 1664 apareció la versión neerlandesa) y que serían las dos únicas obras publicadas con su nombre en vida. Sostuvo una abundante correspondencia con intelectuales de toda Europa. En los primeros años 1660, también empezó a trabajar en su Tractatus de intellectus emendatione y en la más famosa de sus obras, la Ethica, terminada en 1675.
En 1663 se trasladó a Voorburg, cerca de La Haya, donde frecuentó los círculos liberales y trabó una gran amistad con el físico Christiaan Huygens y con el por entonces jefe de gobierno (raadspensionaris) Jan de Witt, quien, según algunos, protegió la publicación anónima de su Tractatus theologico-politicus en 1670, obra que causó un gran revuelo por su crítica racionalista de la religión. Estas protestas, y la muerte de su protector De Witt (1672), lo convencieron de no volver a publicar nuevas obras sino tras su muerte; las obras circularían, sin embargo, entre sus admiradores, cada vez más numerosos.
Desde 1670 hasta su muerte, vivió en La Haya. En 1673 J. L. Fabritius, profesor de teología, por encargo del Elector del Palatinado, le ofreció una cátedra de filosofía en su universidad, la de Heidelberg, pero Spinoza no la aceptó, pues aunque se le garantizaba «libertad de filosofar», se le exigía «no perturbar la religión públicamente establecida». Un año antes de su muerte fue visitado por Gottfried Wilhelm Leibniz, pero éste negó luego tal encuentro. Minado por la tuberculosis, murió el 21 de febrero de 1677 cuando contaba 44 años. Sus amigos editaron en noviembre de ese mismo año, simultáneamente en latín y en neerlandés, todas las obras inéditas que encontraron, incluida (parte de) la correspondencia, bajo el título Ópera pósthuma (versión latina) y Nagelate schriften (versión neerlandesa).
Partiendo de la innegable influencia de Descartes, creó un sistema muy original, con mezcla de elementos propiamente judíos, escolásticos y estoicos. En lo que se refiere a Descartes, este había considerado la existencia de tres sustancias: el pensamiento, la extensión y Dios. Spinoza reduce estas tres sustancias a una sola: sustancia divina infinita, que según la perspectiva que se adopte, se identifica bien con Dios o bien con la Naturaleza (ambos términos llegan a ser equivalentes para él, según su célebre expresión Deus sive Natura).
Para Spinoza, la substancia es la realidad, que es causa de sí misma y a la vez de todas las cosas; que existe por sí misma y es productora de toda la realidad; por tanto, la naturaleza es equivalente a Dios. Dios y el mundo, su producción, son entonces idénticos. Todos los objetos físicos son los «modos» de Dios contenidos en el atributo «extensión». Del mismo modo, todas las ideas son los «modos» de Dios contenidas en el atributo «pensamiento». Las cosas o modos son naturaleza naturada, mientras que la única substancia o Dios es naturaleza naturante. Las cosas o «modos» son finitas, mientras que Dios es de naturaleza infinita y existencia necesaria y eterna.
El estudio del pensador conservado en su Casa-Museo
Este cambio tiene la ventaja, sobre la filosofía cartesiana, de borrar de un plumazo los problemas que presenta la filosofía de Descartes para explicar la posibilidad del conocimiento: dado que el pensamiento y la extensión son dos de los infinitos atributos de Dios, distintos e independientes el uno del otro (paralelismo de los atributos), ¿cómo se puede conocer el mundo? Descartes había resuelto este problema de una manera aparentemente gratuita, amén de insatisfactoria, señalando la comunicación de éstas sustancias en la glándula pineal.
Con Spinoza, pues, ya no existe este problema: se puede conocer el mundo porque el entendimiento, en tanto parte del entendimiento de Dios, es una modificación o «modo» de la misma sustancia divina, entendimiento infinito de Dios, que «piensa» su objeto extenso o cuerpo, de modo que el entendimiento puro puede «aprehender» la realidad, porque el alma, o sea la idea del cuerpo, «replica» lo que afecta a este cuerpo. La unidad del alma y el cuerpo está justificada por la unidad de la sustancia infinita de la que son sus modificaciones finitas o modos.
Pero, a la vez, abre un tremendo problema para explicar la libertad humana. La anterior distinción de Descartes en tres sustancias le permitió sustraer del determinismo mecanicista, al entendimiento, con lo cual el ser humano mantendría su libertad.
El mecanicismo sostiene que todo el Universo está determinado por leyes, con lo cual cualquier ente que esté dentro de él también estará sujeto a dichas leyes, incluido el ser humano. Descartes y Spinoza son mecanicistas, pero el primero salva el problema a través de su postulado de las tres sustancias: el mecanicismo (por tanto el determinismo o ausencia de libertad) sólo afecta a la sustancia extensa o mundo, pero no a la sustancia pensante o entendimiento.
Pero, al postular Spinoza una sola sustancia, ¿cómo es posible que exista la libertad humana, si todo está sometido a una inexorable regulación permanente? Spinoza acaba afirmando un determinismo (negación de la libertad humana) riguroso, aunque deja el resquicio de una definición poco alentadora y paradójica de libertad: la libertad humana aparece cuando el ser humano acepta que todo está determinado; la libertad no depende de la voluntad sino del entendimiento; el hombre se libera por medio del conocimiento intelectual.
En el campo de la filosofía Spinoza se declara monista, esto es, no cree en la existencia de un dualismo cuerpo-alma. Para Spinoza el hombre es cuerpo y mente, y todo en su conjunto es parte de una sustancia universal con infinitos modos e infinitos atributos, algo que da lugar a un «monismo neutral».
También es determinista, lo que supone que no cree en el libre albedrío: asegura que el hombre está determinado por leyes universales que lo condicionan mediante la ley de la preservación de la vida. Así, afirma que ser libre es regirse por la razón frente a la sumisión, por ejemplo, a la religión.
En el aspecto político sigue en parte a Thomas Hobbes. Sin embargo, su doctrina tuvo gran influencia en el pensamiento del siglo XVIII, ya que se le considera el iniciador del ateísmo, aunque esta afirmación no es del todo correcta.
Como filósofo, comparte con Hobbes el tema del determinismo. Sin embargo, Spinoza fue siempre, y en todos los campos, un escritor proscrito, hasta el punto de que a comienzos del siglo XIX no se le reconocía, especialmente por el movimiento Romántico alemán (Goethe, Jacobi, etcétera).
Dentro del ámbito de la política se le considera precursor de Jean-Jacques Rousseau.
Su pensamiento traslada la visión del mundo de Galileo, que dice que el mundo está sujeto a unas determinadas leyes, por lo que buscará cuales son las que regulan a la sociedad. En este punto coincide en parte con Descartes y Hobbes, pero con la singularidad de que Spinoza además busca las leyes que rigen la moral y la religión. Así Spinoza entra de lleno tanto en la moral como en la religión, intentando introducir la razón en ambas esferas, para lo que usa un método racional.
La Casa del pensador, hoy un Museo que conserva su obra.
En su Ética demostrada según el orden geométrico habla de Dios, del ser humano y del puesto que el hombre ocupa dentro de la Naturaleza; así, dice que la forma correcta de entender a los hombres, es que son una parte más de la Naturaleza y que las acciones humanas no se deben analizar con criterios morales, sino como partes necesarias de leyes que rigen el Cosmos, esto es, que existen leyes universales de la Naturaleza a las que los hombres están sujetos, por lo que no se puede afirmar que el hombre es totalmente libre. Siguiendo este planteamiento se encuentra una de sus afirmaciones más importantes y que más problemas le trajo: afirma que los valores son creaciones humanas arbitrarias.
En el tema político, el filósofo reivindica la democracia más amplia posible, aunque dentro de ésta no incluye explícitamente a las mujeres, a quienes plantea si deben tener o no derechos políticos, cosa que no tiene muy clara; finalmente se inclina por sostener una inferioridad innata de las mujeres, y afirma que el mejor gobierno es de los hombres. No obstante deja una puerta abierta al reconocimiento de las mujeres, diciendo finalmente que sí son iguales a los hombres, que sí pueden gobernar, pero que lo mejor es evitar el tema, ya que puede generar conflictos.
Según su visión, el fin del Estado es hacer a todos los hombres libres, lo que significa que el hombre ha de dejar de ser un autómata.

Spinoza publicó dos obras en vida:
  • Principios de la filosofía de Descartes. Pensamientos metafísicos (1663; versión en holandés, 1664)
  • Tratado teológico-político (1670)
El resto de sus obras, incluida la Ética, fueron publicadas por amigos suyos en las Ópera pósthuma (OP) / Nagelate Schriften (NS) de 1677, excepto el Tratado breve, que fue descubierto y publicado en 1852:
  • Tratado breve (escrito hacia 1660)
  • Tratado de la reforma del entendimiento (OP, escrito hacia 1661)
  • Ética demostrada según el orden geométrico (OP, escrito en 1661-1675)
  • Tratado político (OP, escrito 1675-1677)
  • Compendio de gramática hebrea (OP)
Además de las mencionadas, se atribuyen a Spinoza dos pequeñas obras de carácter científico, publicadas de manera anónima en 1687. Sin embargo, la autenticidad de estas obras se encuentra en disputa.
  • Cálculo algebraico del arco iris
  • Cálculo de probabilidades
Por último, se encuentran las cartas de Spinoza, las cuales están fechadas entre 1661 y 1676 y son consideradas de interés filosófico.
  • Correspondencia (1661-1676)
Las obras completas de Baruch de Spinoza, incluido su epistolario y las biografías que se compusieron sobre él, han sido traducidas al español por uno de los máximos especialistas en este autor, el profesor Atilano Domínguez Basalo (Madrid: Alianza Editorial).
  • Spinoza, Baruch (2011). Luciano Espinosa, ed. Obra completa. Biblioteca de Grandes Pensadores. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 9788424919412.
  • Atilano Domínguez Basalo (ed). Spinoza. Obras completas y biografías. Madrid: viveLibro, 2015. ISBN 978-84-16423-68-2 (No contiene el Compendio de gramática de la lengua hebrea)
  • Ética demostrada según el orden geométrico, introducción, traducción y notas de Vidal Peña, Madrid: Alianza Editorial, 1987. ISBN 84-206-0243-4.
  • Ética demostrada según el orden geométrico, edición y traducción de Atilano Domínguez. Madrid: Trotta, 2000, 2005, 2009.
  • Ética demostrada según el orden geométrico, traducción de Oscar Cohan. México: FCE, varias ediciones desde 1958.
  • Tratado teológico-político, traducción, introducción, índice analítico y notas de Atilano Domínguez. [1986]. Madrid: Alianza, 2003. ISBN 84-206-0185-3.
  • Tratado político, traducción, introducción, índice analítico y notas de Atilano Domínguez. [1986]. Madrid: Alianza, 2004. ISBN 84-206-0219-1.
  • Tratado político, introducción, traducción, notas, índex latinus translationis y bibliografía de Humberto Giannini y María Isabel Flisfisch. Santiago (Chile): Editorial Universitaria, 1989.
  • Tratado de la reforma del entendimiento. Principios de filosofía de Descartes. Pensamientos metafísicos, introducción, traducción y notas de Atilano Domínguez. [1988]. Madrid: Alianza. ISBN 84-206-0325-2, 2006.
  • Tratado de la reforma del entendimiento, traducción de Oscar Cohan. Buenos Aires: Cactus, 2006.
  • Tratado breve (Traducción, prólogo y notas de Atilano Domínguez). Madrid: Alianza, 1990. ISBN 84-206-0478-X.
  • Compendio de gramática de la lengua hebrea (Introducción, traducción y notas de Guadalupe González Diéguez). Madrid: Editorial Trotta, 2005.
  • Correspondencia (Introducción, traducción, notas e índices de Atilano Domínguez). Madrid: Alianza, 1988. ISBN 84-206-0305-8.
  • Correspondencia completa, traducción, introducción, notas e índices de Juan Domingo Sánchez Estop. Madrid: Hiperión, 1988.


Las leyendas de "Cien años de soledad", entre ellas el misterio de por qué García Márquez nunca regresó a Buenos Aires




Gabriel García MárquezDerechos de autor de la imagenULF ANDERSEN

Todos los amantes de la obra de Gabriel García Márquez deben conocer la anécdota:
En septiembre de 1966, después de trabajar 18 meses como un galeote en "Cien Años de Soledad", Gabriel Márquez fue a la oficina de correos más cercana de su casa en Ciudad de México para a enviar a Buenos Aires el voluminoso manuscrito de casi 500 páginas.
Una vez allí, él y su esposa Mercedes descubrieron que sólo tenían dinero suficiente para enviar la mitad. Recontaron los billetes y las monedas, volvieron a pesar las hojas. Pagaron. Y sólo se fue la mitad.
Regresaron a su casa, empeñaron los únicos electrodomésticos que les quedaban -el secador, el calentador y la batidora- y volvieron para enviar el resto.
Al salir de nuevo -según recordaría múltiples veces Gabo- Mercedes descargaría en una frase todo el peso que llevaba 18 meses acumulándose en su corazón:
-Lo único que falta ahora es que la novela sea mala.
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Mito y realidad

Como muchas otras escenas en su vida, es posible que Gabriel García Márquez haya fabulado la realidad para hacerla más atractiva -"la vida no es como uno la vivió, sino como uno la recuerda y cómo la recuerda para contarla", dijo famosamente en el epígrafe de sus memorias.



Máquina de escribir en la que García Márquez escribió algunas de sus novelas.Derechos de autor de la imagenEITAN ABRAMOVICH
Image captionMáquina de escribir en la que García Márquez escribió algunas de sus novelas.

Y no sería la única vez que sucedió con "Cien años de soledad". De hecho, García Márquez se cuidó de que el origen mismo de la novela se hundiera en la bruma del mito.
En el artículo "La novela detrás de la novela", publicado en la desaparecida revista colombiana Cambio en 2002, relató así el origen de la obra:
"De pronto, a principios de de 1965, iba con Mercedes y mis dos hijos para un fin de semana en Acapulco, cuando me sentí fulminado por un cataclismo del alma tan intenso y desgarrador que apenas si logré eludir una vaca que se atravesó en la carretera. Rodrigo dio un grito de felicidad:
-Yo también cuando sea grande voy a matar vacas en la carretera.
No tuve un minuto de sosiego en la playa. El martes, cuando regresamos a México, me senté a la máquina para escribir una frase inicial que no podía soportar dentro de mí: 'Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo'. Desde entonces no me interrumpí un sólo día, en una especie de sueño demoledor, hasta la línea final en que a Macondo se lo lleva el carajo".
Exactamente 20 años antes, en "El olor de la guayaba", libro de conversaciones con su amigo Plinio Apuleyo Mendoza publicado en 1982, Gabo había dado una versión aún más fabulosa de lo ocurrido.
"(...) Un día, yendo para Acapulco con Mercedes y los niños, tuve la revelación: debía contar la historia como mi abuela me contaba las suyas, partiendo de aquella tarde en que el niño es llevado por su padre para conocer el hielo.
-Una historia lineal
-Una historia lineal donde con toda inocencia lo extraordinario entrara en lo cotidiano
-¿Es cierto que diste media vuelta en la carretera y te pusiste a escribirla?
Es cierto, nunca llegué a Acapulco".

La famosa portada




Primera edición deDerechos de autor de la imagenBBC MUNDO
Image captionPrimera edición de "Cien años de soledad".

En su biografía de Gabo ("Gabriel García Márquez, una vida") el británico Gerald Martin le da, por supuesto, más credibilidad a la versión de que la familia siguió su viaje a Acapulco, donde el escritor tomo extensas notas sobre el tema. Sin embargo añade: "Sea cual sea la verdad, desde luego ocurrió algo misterioso, por no decir mágico".
Y es que, 50 años después -la novela fue publicada en mayo de 1967- la historia de cómo se escribió y publicó "Cien años de soledad" parece rodeada de un halo mágico.
Desde el nombre del cuarto en el que la escribió (la "cueva de la mafia" en el número 19 de la calle de La Loma en el barrio San Ángel de Ciudad de México), hasta la portada que tuvieron que improvisar para la primera edición -con un galeón azul contra un bosque espectral y unos lirios amarillos- porque la diseñada por Vicente Rojo (con la famosa E al revés en el título) no alcanzó a llegar a tiempo. Se utilizó para la segunda edición.
Desde la versión (al parecer falsa) de que el gran editor español Carlos Barral rechazó el manuscrito de la novela, hasta la historia (cierta y confirmada a mi por el propio Vicente Rojo) del librero ecuatoriano que se dedicó a corregir la E al revés en cada uno de los ejemplares que vendió, pues creyó que se trataba de un error tipográfico. O cómo Mercedes Barcha se encargó de resolver todos los problemas económicos del día a día durante los 18 meses que le tomó a Gabo escribir la obra.



Portada -firmada por Vicente Rojo- de la famosa segunda edición deDerechos de autor de la imagenBBC MUNDO
Image captionPortada -firmada por Vicente Rojo- de la famosa segunda edición de "Cien años de soledad", con la E al revés.

Y unida indisolublemente a esa leyenda está la ciudad de Buenos Aires, donde la editorial Sudamericana publicó por primera vez la novela.
En su libro "Tras las claves de Melquíades", Eligio García Márquez (hermano menor del escritor), dice que sólo en la primera semana de publicada se vendieron 1.800 ejemplares de la novela. La cifra se triplicaría a la semana siguiente. Los 8.000 ejemplares de esa primera edición (una cifra enorme para le época) se agotaron en tres semanas.
Después de Buenos Aires nada volvió a ser lo mismo para Gabriel García Márquez.
El escritor argentino Tomás Eloy Martínez era entonces el jefe de redacción de la revista Primera Plana. Paco Porrúa, editor de Sudamericana, le había mostrado el manuscrito del libro y quedó tan fascinado que decidió enviar a un periodista a México para escribir un reportaje especial sobre el escritor.
Los García Márquez llegaron a Buenos Aires en la madrugada (del 20 de junio de 1967, según las biografías de Gerard Martin y Dasso Saldívar; el 19 de agosto según el artículo "Los cien años de García Márquez" de Tomás Eloy Martínez). En el aeropuerto de Ezeiza los estaban esperando Porrúa y Eloy Martínez.



Buenos Aires
Image captionBuenos Aires

En el mencionado artículo, Tomás Eloy Martínez dice que vio el momento exacto en que la fama cayó sobre García Márquez "como un rayo". Así lo describió:
"Aquella misma noche fuimos al teatro del Instituto di Tella. Estrenaban, recuerdo, "Los siameses" de Griselda Gambaro. Mercedes y él se adelantaron a la platea, desconcertados por tantas pieles tempranas y plumas resplandecientes. La sala estaba en penumbras, pero a ellos, no sé por qué, un reflector les seguía los pasos. Iban a sentarse cuando alguien, un desconocido, gritó "¡Bravo!", y prorrumpió en aplausos. Una mujer le hizo coro: "Por su novela", le dijo. La sala entera se puso de pie. En ese preciso momento vi que la fama bajaba del cielo, envuelta en un deslumbrado aleteo de sábanas, como Remedios la bella, y dejaba caer sobre García Márquez uno de esos tiempos de luz inmunes a los estragos de los años".
La vida de Gabo nunca volvió a ser igual. Y jamás quiso regresar a Buenos Aires.
Eso también forma parte de la leyenda que rodea la publicación de "Cien años de soledad".



Gabriel García MárquezDerechos de autor de la imagenRODRIGO ARANGUA
Image captionGabriel García Márquez con la edición especial de "Cien años de soledad" que publicó la Real Academia de la Lengua.

No se conoce una explicación del propio García Márquez, pero según el diario argentino Página 12, Jaime Abello Banfi, amigo cercano y director de la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano, trató de dar una respuesta en la Feria del Libro del 2015 en esa ciudad.
"Cuando terminó 'La hojarasca', le envió el manuscrito a Guillermo de Torre, de Losada, quien le recomendó "que no debía dedicarse a la literatura". (La obra, la primera novela de Gabo fue finalmente publicada en una pequeña editorial colombiana). "El director de la FNPI opinó que luego de esa experiencia, Gabo podría haber dicho: "Hay que tener cuidado con Buenos Aires, quizá te haga sufrir".
Como sea, la capital argentina está indisolublemente unida a la leyenda de "Cien años de soledad".
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La apasionada mujer por la cual perdieron la cabeza y se enfrentaron literariamente Charles Darwin y el pintor Rugendas




Si te vieras con mis ojos
Image captionEl libro está narrado en segunda persona: tú. "Esa es la marca de estilo del libro, que tiene ambición literaria y eso para mí significa que hasta cierto punto el lenguaje tiene que representar en su propia textura y forma la historia que se está contando", explica Franz.

Esta entrevista empieza con una pregunta sobre un cuadro.
Un cuadro al que hace referencia la última página de "Si te vieras con mis ojos" de Carlos Franz que, según explica el autor, está ubicado un museo de Valparaíso, Chile, y sobre el cual gira un capítulo completo del libro.
Es una de las pocas referencias reales de la historia. El lector la visualiza: en él se ve una mujer al aire libre posando para un pintor, junto al pintor mismo. La nota final cuenta que, a pesar de ser de autor desconocido, se encontró escondido en su reverso el fragmento de una carta, ¡como el libro mismo, que es una epístola de la narradora a su amante!
Y al leerla, el lector empatiza con ese atisbo de realidad que pareciera haber empujado a Franz a escribir el libro. O al menos, parte de él.
Primera pregunta: "La inspiración de esta novela es un cuadro que está en el Bellas Artes de Valparaíso. Me puede contar un poco más sobre él, ¿cuándo lo vio por primera vez y cómo se le ocurrió esta novela?".
Del otro lado del teléfono se escucha una risa.
"Eso sí que es ficción", confiesa Carlos Franz, que conversa con BBC Mundo en el marco del festival Hay Festival Cartagena@BBCMundo.



Carlos FranzDerechos de autor de la imagenDANIEL MORDZINSKI
Image caption"Esa mezcla, borronear los límites, poner en duda el estatuto de la realidad y la ficción, a mí me interesa mucho", cuenta Carlos Franz.

El cuadro no existe. Y la mitad de las teorías de esta entrevista se caen por la borda.
"La última nota del libro, aparentemente realista, es completamente ficticia, en cambio muchas cosas que se presentan como ficción en el libro corresponden aproximadamente a la realidad histórica.
Esa mezcla, borronear los límites, poner en duda el estatuto de la realidad y la ficción, a mí me interesa mucho", continúa con gracia Franz.
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Corre 1834 y en "Si te vieras con mis ojos" el treintañero y apasionado pintor Johann Moritz Rugendas acaba de recalar en la bahía de Valparaíso, luego de recorrer América Latina completa pintando sus paisajes. Allí conoce a Carmen Lisperguer, una mujer casada y adelantada a su época de la cual se enamora perdidamente y a Charles Darwin, quien llega pocos días después de él al mismo puerto, a bordo de la expedición Beagle y quien termina por enamorarse de la misma mujer.



Barrio La MatrizDerechos de autor de la imagenJAVIERA ALBARRÁN
Image captionEl barrio de La Matriz en Valparaíso, Chile, es uno de los retratados en la novela. Esta es la vista actual, pero en 1834 era el centro neurálgico de un puerto cosmopolita, parada obligada de los extranjeros que llegaban al país.

También corre 1854 y Rugendas se reencuentra con Darwin en su casa de Inglaterra, a pagar una apuesta hecha 20 años antes y a conversar sobre ese amor marcado a fuego que les dejó esa mujer.
Y por último, corre 1903, el ahora, el presente, el minuto en el cual la narradora, Carmen, le escribe esta larga carta a su "Moro" como llama cariñosamente a Rugendas, intentando recordar su historia como cree que el pintor la vivió.
Tres épocas, tres mundos y tres personajes entrelazados que interactúan entre sí y caminan sobre esa delgada cuerda floja que divide la realidad de la ficción.
  • ¿Cuánto es esta mezcla? Cuáles son esas verdades y cuánto tiene el libro de ella.
La base histórica de esta historia ficticia es auténtica. El pintor bávaro Juan Mauricio Rugendas viajó por América Latina desde México hasta Chile durante prácticamente 20 años en un periodo muy interesante: el nacimiento de nuestras repúblicas.



Johann Moritz RugendasDerechos de autor de la imagenFRANZ HANFSTAENGL
Image captionEl pintor Johan Moritz Rugendas recorrió toda Latinoamérica pintando sus paisajes durante los primeros años de independencia.

Pasó por Chile, donde iba por unos pocos meses y terminó quedándose ocho años. A mí me pareció siempre misterioso por qué se quedaba este hombre en este rincón del mundo habiendo tantas otras cosas interesantes que ver.
  • Fue por una mujer…
Al llegar a Chile se enamoró de una mujer casada y eso lo atascó, cambió su vida y su visión del arte, según mi hipótesis. Una mujer muy extraordinaria: Carmen Arriagada, una de las grandes escritoras chilena, quizás la primera, sin serlo intencionadamente. De gran cultura, políglota, que dejó un cuerpo de cartas a Rugendas que se descubrieron un siglo después y donde vemos una mujer de una pluma extraordinaria.
  • ¿En ella se inspira Carmen Lisperguer, la "mujer del acabose" de la que se enamoran Darwin y Rugendas?
En la novela no se llama Arriagada porque me tomé muchas libertades con el personaje histórico.
La Carmen literaria, la que yo invento, mi Carmen, es más arriesgada que la otra. La otra se queda en el deseo y es más melancólica, el típico personaje romántico que tiende a ser fatalista, que vive en un mundo que no lo entiende, que no se adapta y que sería preferible quizás abandonar. Cree que no va a poder desafiar a la sociedad y vencerla. En cambio mi Carmen cree que sí puede.
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  • Teniendo a Darwin y a Rugendas, ¿por qué decidió contar narrar la novela desde el punto de vista de Carmen?
La voz narrativa es la de ella, que muchos años después recuerda esta historia y la narra de una manera peculiar, que es esta segunda persona singular: tú. Se dirige sobre todo a Rugendas.
Esa es la marca de estilo del libro, que tiene ambición literaria y eso para mí significa que hasta cierto punto el lenguaje tiene que representar en su propia textura y forma la historia que se está contando. Este tú es la representación que yo encontré de la voz amorosa.
Cuando estamos enamorados sentimos que el yo se disuelve y se une con la otra persona, formando una rara entidad doble. Ella habla de tú, se pone en el lugar de él.
En el fondo lo que está haciendo ella, 50 años después [el presente "real" de la narradora], muy anciana, es hacerle el amor con la palabra a su amante desaparecido y muerto hace mucho tiempo.
  • ¿De ahí el título de la novela?
Claro. Todo esto es el esfuerzo de hacer de dos hablas, el del hombre y el de la mujer, una sola palabra.
Representa esa voz tan especial que está tratando de imaginar lo que el otro ve en nosotros, que es típica de los enamorados. Los enamorados están siempre preguntándose por qué me quiere el otro, porque de esa manera quieres ser fiel a esa imagen, para que no se disuelva el amor.

Un joven fogoso llamado Darwin




Charles DarwinDerechos de autor de la imagenHULTON ARCHIVE
Image captionEl científico y naturalista Charles Darwin, autor de la teoría de la evolución de las especies pasó por Chile al mismo tiempo que Rugendas.

  • Hablemos un poco del personaje más famoso de la novela, pero también la relación más ficticia: Charles Darwin. ¿Conoció Rugendas a Darwin en la vida real?
Charles Darwin en su viaje en el Beagle pasó casi un año en las costas de Chile, llegó a Valparaíso exactamente el mismo mes en que que llegó Rugendas.
Tengo la pretensión de haber encontrado una pista directa de que se conocieron. Rugendas alojó en Valparaíso al pintor oficial del Beagle, así que hubiese sido muy raro que no conociera al naturalista a bordo del barco.
A mí lo que me gustó cuando vi esta coincidencia fue la posibilidad de esta oposición entre dos personalidades, dos mentes, dos visiones del mundo tan diferentes; la del artista romántico alemán y la del científico racionalista británico.
Se forma un trío muy interesante: la coincidencia entre una escritora, un pintor romántico y un joven científico británico. La ocasión estaba cantada para hacer una explosión romántica.
Rugendas cree que el amor es fundamentalmente un impulso romántico del espíritu, una fuerza externa a nosotros, mientras Darwin piensa que es simplemente un engaño que nos hace la naturaleza para invitarnos a reproducirnos.



ValparaísoDerechos de autor de la imagenJAVIERA ALBARRÁN
Image captionAunque no hay seguridad histórica, Franz dice que lo más probable es que Darwin y Rugendas se hayan conocido cuando ambos llegaron a Valparaíso, porque el pintor alojó al dibujante que venía en el barco de Darwin, el famoso Beagle. Foto: vista actual de Valparaíso.

  • Pero Carmen no conoció a Darwin…
No tenemos una prueba concreta de que Carmen haya conocido a Darwin, pero es lo más probable, él frecuentaba sus círculos.
Y aunque no. Supongamos que nunca lo conoció, ni Rugendas... el papel de la ficción es realizar lo que la realidad dejó incompleto. Para eso nos sirve la imaginación.
  • ¿Cómo se le ocurrió introducir a Darwin como el tercero de esta relación y de esa manera?
Yo tuve la idea de esta novela 20 años atrás, cuando me leí una biografía de Rugendas donde encontré la historia de amor entre él y esta mujer casada.
Pero cuando trataba de escribir esta historia me topaba con una dificultad que me costó mucho resolver: el triángulo adúltero mujer casada-marido-amante ha sido contado tantas veces, tan manoseado, que quería, necesitaba algo que distorsionara ese triángulo para darle una nueva luz. Y de pronto en las lecturas que hice sobre la época apareció Darwin.
De pronto pensé: por qué no violar la historia, porque esto efectivamente no ocurrió así, y meter a Darwin, un joven de 25 años atractivo, fogoso y con todos los deseos de esa edad, y al mismo tiempo muy timorato, y así obtener una forma distinta.
No un triángulo sino un cuadrado, donde se van a oponer tres hombres por una mujer, tres formas de amar: el amor patrimonial del marido, el amor apasionado romántico del pintor y el amor enfocado en la procreación para la continuidad de la especie, de Darwin.



Jarros con imágenes de evoluciónDerechos de autor de la imagenAFP
Image captionEl libro también fantasea con que la teoría de la evolución de Darwin nació en una cueva del Aconcagua.

  • El libro habla sin pudor de tabúes sexuales como el tamaño del pene, la masturbación femenina, penetración, juegos sexuales, etc. ¿Había algo de eso en las cartas de la Carmen real?
La pornografía no la hemos inventado nosotros. Estas cosas seguramente se hablaban, se decían, desde luego que se practicaban, y se escribían. Pero las cartas que tenemos son muy intensas sin llegar a ese nivel de descripción.
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A mí lo que me interesa es jugar en el límite, en el borde, correr el riesgo de aproximarme a esas zonas prohibidas para la novela seria. A mí me parece un desafío para un escritor intentar la descripción del amor físico, de un acto sexual, sin caer en la pornografía. Y a mí me gustan los desafíos.

¿Crítica social?

  • ¿Por qué esos personajes históricos? ¿Qué encarnan Darwin y Rugendas que los hacen vigentes aún?
Son dos extranjeros, uno artista y el otro científico, dos mentes agudas, que carecen de los prejuicios locales, pero están llenas de los europeos, que se enfrentan a esta realidad y no entienden nada y tienen un choque con esta realidad distinta.
Eso es muy fructífero, porque nos permite a nosotros, los latinoamericanos, mirar nuestras cosas como si fueran ajenas, distintas, tomar distancia.
  • Usted se ríe un poco de aspectos de la idiosincrasia chilena que parecen aplicable a la del resto de América Latina. Por ejemplo, la "hospitalidad chilena (…) esa esa manía de suponer que el mayor deseo de un visitante es convertirse en un chileno más" o sus "liberales no tan liberales". ¿Es todavía nuestra sociedad un poco así?
Se trata de una sociedad naciente que se está formando, por lo tanto no es directamente una representación de las sociedades actuales, pero sí de ciertas cosas que nos parecen remotas, que no han cambiado tanto. Las apariencias, por ejemplo, son todavía a veces más importantes que la realidad en América Latina.
  • ¿Hay una crítica soslayada a la sociedad chilena en el libro?
Hay una ironía que pertenece al punto de vista. Carmen es una mujer que es muy crítica del mundo que le ha tocado vivir pero es hija de ese mundo. La Carmen real era hija de un militar de las guerras de la independiente, amigo de San Martín, vecino de O´Higgins, pero también era una mujer intelectual, liberal, bastante liberada, que tenía una visión muy crítica del atraso intelectual cultural de su país. Yo creo que eso mutatis mutandis no ha cambiado demasiado.

Un “juicio” singular a Martín Lutero, 500 años después de sus 95 tesis que cambiaron el mundo



Lutero pintado por Hugo Vogel.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLutero abrió hace medio milenio un gran debate que acabó dividiendo a la Iglesia católica.

Imagina un lugar que no es ni paraíso ni infierno, sino un limbo por donde pasan desde Adolf Hitler hasta el papa Francisco con un objetivo arduo: juzgar a Martín Lutero, autor de las 95 tesis que cambiaron al mundo hace 500 años.
El juez: San Pedro.
El acusador: Lucifer, también conocido en la tradición cristiana como el Diablo.
La defensora: Catalina de Bora, esposa de Lutero.
Ese es el ejercicio que propone "Martín Lutero en juicio", una obra teatral que se presenta en Nueva York, a punto de cumplirse el medio milenio del momento en que el monje y teólogo alemán abrió un debate de efectos insospechados.
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Lo hizo cuestionando la venta de indulgencias, una práctica frecuente en la Iglesia católica de aquellos años, que cobraba a sus fieles para perdonarlos de los pecados que cometían.
Se dice que Lutero clavó sus escritos en las puertas de una iglesia de Wittenberg el 31 de octubre de 1517, aunque también los pudo haber enviado a autoridades religiosas.


Monumento a Martín Lutero en Alemania.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionSe dice que clavó sus escritos en las puertas de una iglesia de Wittenberg.

Lo cierto es que aquel acto fue el principal disparador de la Reforma protestante, que desafió el poder del Papa —entonces el hombre más poderoso de Occidente—, dividió a la Iglesia católica y dio origen al protestantismo.
"Él estaba en el lugar correcto en el momento preciso y cuando escribió las 95 tesis todos estaban prontos para oírlo", dice Chris Cragin-Day, que coautora de la obra teatral, a BBC Mundo.

"Cambiar el paisaje de poder"

La trascendencia de la figura de Lutero se refleja de diferentes formas hasta los tiempos presentes, cuando se aproxima el aniversario de sus 95 tesis.
Hace un par de años, el fabricante alemán de juguetes Playmobil reveló que su pequeño muñeco del monje con una Biblia y una pluma se volvió el de más rápida venta en la historia de la compañía: 34.000 unidades en tres días.


obra teatralDerechos de autor de la imagenJOAN MARCUS
Image captionEn la obra de Chris Cragin-Day, San Pedro juzga a Lutero por sus 95 tesis, que cambiaron el mundo hace 500 años.
obra teatralDerechos de autor de la imagenJOAN MARCUS
Image captionCatalina de Bora es la defensora de Lutero en el jucio. También participa Hitler como testigo.

En EE.UU., además de la pieza en el teatro Pearl de Manhattan, se organizaron diferentes exhibiciones recordando a Lutero.
El diario The New York Times destacó en octubre que el teólogo fue un "pionero de los medios", por su uso estratégico de libros, pinturas, música e impresiones.
Las 95 tesis ocurrieron apenas unas décadas después de la invención de la imprenta por parte de Johannes Gutenberg, algo que resultó clave para que fueran difundidas.
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"Fue lo suficientemente después como para que hubiera imprentas en toda Europa, pero lo suficientemente pronto como para que la gente estuviera aun muy emocionada sobre la forma en que eso podía cambiar el paisaje de poder", señala Cragin-Day.
La habilidad de Lutero usando las palabras para convencer o atacar es mostrada en la obra teatral, producida por Fellowship for Performing Arts (FPA), una organización que reivindica "una visión del mundo cristiana para una audiencia diversa".
En un momento, el personaje de Lutero cuestiona por qué el Papa construía sus castillos con dinero de los pobres. Y clava papeles con sus ideas, como se cree que hizo con las 95 tesis.

Entre Hitler y el Papa

Aunque la pieza es crítica con Lutero —Lucifer expresa varios argumentos para llevarlo al infierno— también exhibe la influencia universal que tuvo su pensamiento.


LuteroDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl legado de Lutero es universal.

En la lista de posibles testigos del juicio aparecen desde Friedrich Nietzsche hasta Fidel Castro, pasando por Mozart, Sigmund Freud o Martin Luther King.
"¡No podemos traerlos a todos!", exclama San Pedro.
Pero sí acepta traer al Papa Francisco desde la Tierra al limbo, como último testigo solicitado por Catalina.
En un escenario con puertas góticas como había en la iglesia de Wittenberg y una pila de libros de autoría de Lutero, ella le pregunta al pontífice qué habría hecho si hubiese sido papa en 1.500.
"No creo que la Iglesia medieval me hubiera hecho Papa", responde el personaje que encarna a Francisco, y agrega que Lutero estuvo correcto en algunas cosas.
Cragin-Day cree por ejemplo que el actual Papa estaría de acuerdo con la idea de Lutero de que Dios es el único que tiene poder sobre el alma de una persona.
"Imagino que el papa diría algo así como que eso es verdad, pero es responsabilidad de la Iglesia cuidar las almas de los seres humanos", razona la dramaturga, que creó la pieza junto a Max McLean, fundador de FPA.
En la obra Lucifer se enfada con el pontífice argentino: "¡No eres un diplomático, eres el Papa!", le reprocha, sosteniendo que Lutero fue el "enemigo máximo" de la iglesia.
"Ese en realidad serías tú", responde Francisco.
"Yo no dividí a la iglesia", compara Lucifer.


obra teatralDerechos de autor de la imagenJOAN MARCUS
Image captionLa obra muestra a un Lutero cada vez más preocupado por las posibles consecuencias de sus acciones.

Pero a medida que avanza la pieza, se ve a un Lutero cada vez más preocupado por las consecuencias de sus acciones, que un siglo después llevarían a la devastadora guerra de los Treinta Años.
Se nota el creciente fastidio y agresividad de Lutero no solo con Roma sino con los judíos, por no poder convencerlos, con juicios que bien podrían caer en el antisemitismo, llamando por ejemplo a destruir sus hogares y sinagogas.
De hecho, Hitler también aparece como testigo en la obra: dice que leyó a Lutero en clases de historia "como todos los alemanes", sugiriendo que su propio proyecto nazi no habría sido posible sin esa influencia.
Ante el argumento de que Lutero se enfrentó a los judíos porque rechazaron a Cristo, Hitler replica que él mató judíos buscando el progreso de la humanidad, y pregunta: "¿Quién apuntó más alto?".
Cragin-Day sostiene que ella y McLean son protestantes pero buscaron evitar la obra lo fuera, y en cambio invitar a católicos, judíos e incluso no-creyentes a reflexionar sobre el impacto que Lutero tuvo en el mundo.
"El clima político actual en EE.UU. y otras partes de Occidente la hace sentir aún más relevante", afirma. "Esta obra ofrece algo en la conversación sobre conflictos religiosos y cómo la religión se cruza con la política". 

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